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Jesús, su madre y sus discípulos fueron invitados a una boda durante su estancia en Canáa (provincia de Galilea). Durante la boda, la Virgen María dijo a su Hijo que el vino se había agotado, a lo que Cristo respondió: “Mujer, a ti y a mi ¿qué? mi hora no ha llegado aún”, refiriéndose a que no quería evidenciar que Él era el Hijo de Dios. Haciendo caso a su madre pidió a los sirvientes seis tinajas de piedra llenas de agua y solicitó que las sacaran de ahí. Al salir del lugar, los sirvientes se percataron de que aquella agua había sido convertida en vino. Este es considerado el primer milagro de Jesús y está narrado en el Evangelio de San Juan. La escena se desarrolla en un ambiente novohispano, este tipo de temas se utilizaban para adornar los refectorios conventuales, por lo que posiblemente formó parte del comedor de este colegio.