La toma fotográfica de Désiré Charnay, realizada entre abril de 1858 y 1860, fue publicada en L’Illustration en julio de 1862, después del triunfo de Zaragoza.1 La escena incorpora al fondo la catedral, como punto central del poder angelopolitano en el imaginario local. La finalidad de la publicación francesa es mostrar la majestuosidad de la ciudad y los volcanes que la rodean, para acentuar así lo difícil que fue, para el famoso ejército imperial, conquistarla. Es posible que la toma esté emplazada desde uno de los puntos de la defensa nacional, la Penitenciaría o la iglesia de Guadalupe (figura II.1).
Se escribieron varios diarios sobre el sitio de Puebla, según lo cuenta el teniente Francisco P. Troncoso, que espejean lo que vivieron los jóvenes aguerridos. Resultaría imposible narrar la multitud de hechos y circunstancias que en su momento sucedieron de manera simultánea a lo largo de las líneas de combate. Troncoso se encontraba bajo el mando del general Felipe Berriozábal, según indica en la introducción de su texto. El 4 de mayo de 1904 comenta que llevó un diario oficial y uno personal, que es el que publica. Esta edición nos sirve para darle un contexto más amplio al diario de Casarín.2 El teniente cayó prisionero después del sitio y fue llevado a Tours, en el noroeste de Francia, junto con 12 compañeros oficiales, entre ellos Cosme Varela quien relató su estancia en Francia, como se señaló en la introducción.3 Ya como general del ejército porfiriano Troncoso publicó su Diario.
15. Llegó a Chachapa la vanguardia del Ejército francés y hubo un lijero tiroteo con nuestras caballerías; fuimos Alejandro, Pepe Saviñón y yo, hasta el mismo pueblo de Chachapa para ver su campamento.
Los franceses habían llegado a la altiplanicie sin ningún problema y la línea de Perote a Veracruz estaba bajo su dominio, por lo cual no tuvieron dificultades en el abastecimiento, como sí les sucedió a las tropas mexicanas. Tanto Alejandro Casarín Maniau como José Saviñón estaban vinculados con Joaquín María Casarín González Salguero, abuelo de Carlos y Alejandro; los tres pertenecían a la misma generación: dos primos hermanos y uno segundo.5 Alejandro fue tomado prisionero al concluir el sitio, fue llevado a Orizaba y de ahí a Veracruz; en la embarcación Ceres zarpó con otros oficiales mexicanos al puerto de Darien en Francia; de ahí lo embarcaron en la nave L’Orient para llevarlo a Tours. Cabe recordar que los prisioneros fueron divididos en grupos en las ciudades de Tours, Blois, Bourges, Moulins y Clermont Ferrand.6 El 10 de abril de 1864 se les declaró libres, podían permanecer en Francia por sus propios medios; de ahí suponemos que, por la familia a que pertenecía Alejandro, se pudo trasladar a París, en donde aprovechó ampliamente su estancia para enriquecer su formación artística.7
16. Ocupó el cerro de Amalucan, y nuestra caballería se retiró á la Garita de Amozoc. Se disparó un cañonazo de alarma en el Fuerte de Loreto, y las bandas de todos los cuerpos partieron de la plaza de armas para sus cuarteles tocando generala y causando en militares y paisanos un entusiasmo que raya en locura. Después salió por las calles el Gral. Negrete, a devolver al pueblo, para que la defienda, la bandera que este le dedicó el 5 de mayo; y el referido pueblo en medio del mayor entusiasmo la recibió, pidió armas, y prometió defenderla.
La caballería mexicana, que hasta entonces sólo había servido para hostilizar a las columnas francesas en su avance desde Amozoc hasta los suburbios de Puebla, se había encerrado en esta ciudad por orden del general Jesús González Ortega (figuras II.3 y II.4). Esta determinación obedecía a su plan de defensa, ya que no se esperaba un sitio formal. La mirada oblicua en el retrato de González Ortega muestra a un sujeto inseguro de sus decisiones, las cuales fueron cuestionadas al fracasar la defensa de la ciudad.
Para colocar el retrato de Miguel Negrete (figura II.5) en el álbum llamado “Intervención, Napoleón y familia”, conservado en el Museo Nacional de Historia, se tuvo que recortar de algún documento el retrato del general de la 2ª división del Ejército de Oriente, quien, al igual que Juárez y el comandante de las operaciones, viste de civil. Así se enfatiza el cambio promovido por la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma: el fin de los privilegios de las corporaciones, incluida la militar.
17. Ocupó el Cerro de Tepozuchil y los ranchos de S. Aparicio y la Manzanilla sin ser molestado por nosotros, sin embargo de haberse puesto varias veces á tiro a menos de cañón (figura II.6).
El ejército francés ocupó ese día y el siguiente en extender su línea hacia ambos extremos; la marcha fue pesada por las quebraduras del terreno que lo ponía fuera del tiro de los cañones nacionales. Los franceses cortaron la comunicación telegráfica y ocuparon el Cerro de San Juan, lo cual les daba grandes ventajas que veremos más tarde. Visto el curso que seguía el ataque, González Ortega mandó que salieran de la ciudad los generales Aureliano Rivera y Antonio Carbajal con su caballería, para dotar de víveres a las zonas cercanas al Cerro de San Juan (figura II.7).
18. Hoy ha ocupado la Hacienda del Batan y la Garita de Teotimehuacan. Salió parte de nuestra caballería y después de un ligero combate desalojó á los franceses persiguiéndolos hasta cerca del Batan y haciéndoles algunos muertos. Ocupó también el Cerro de San Juan sin que se haya tratado de impedirlo por nuestra parte, cosa que me llamó la atención pues no se debe ocultar al Gral. en Gefe que la ocupación de este cerro es nuestra ruina; porque nos corta la comunicación con Méjico y demuestra que la intención del enemigo es poner sitio, y creo debíamos obligarlo por cuantos medios pudiéramos a que tratase de tomar la plaza por asalto, y no por medio de sitio (figura II.8).
La opinión de Casarín resultó muy atinada: se estaba cortando el camino hacia la Ciudad de México con la toma del cerro de San Juan, y quedaba claro cuál era el plan del general Élie-Frédéric Forey: un sitio a la ciudad y no un ataque a Puebla como lo tenía previsto González Ortega (figura II.9).
La vista del Quartier général du général Forey au fort San-Juan (Cuartel general del general Forey en el fuerte de San Juan) da testimonio idealizado del campamento francés, lugar que se convertiría en el centro de operaciones de Forey, quien había llegado al país en septiembre de 1862. En la imagen se aprecian las actividades propias de la campaña militar, los soldados que van o vienen con sus monturas; al centro un grupo de caballos pasta tranquilamente, al extremo derecho los zuavos vigilan el paso de una escolta. Todo se representa en extrema tranquilidad, tal como sería un momento en la vida militar cuando no hay combates. Al extremo izquierdo se ve llegar un grupo escoltando a quien podría ser Forey, por la manera en que la composición en diagonal lo conduce rumbo a la cima, desde donde sería posible divisar la ciudad de Puebla y los movimientos de las tropas mexicanas. Se trata de una vista cerrada, el encuadre permite detallar las actividades de los soldados franceses que, ya instalados, hacen notar su presencia al ocupar todo el cerro hasta la cima, punto estratégico que les permitiría comenzar con el sitio de la ciudad y controlar la salida hacia la Ciudad de México. El texto que acompaña la imagen en L’Illustration del 23 de mayo de 1863 explica que un cañonazo anunció la llegada del general a lo que sería su cuartel general y que de inmediato se izó la bandera francesa. Es posible que el sitio comenzara al día siguiente.
Casimiro Castro, el litógrafo de la casa de José Decaen, realizó la vista que se observa desde el lado ocupado por los franceses. Él había tenido contacto con los periodistas de L’Illustration, ya que algunas de sus litografías aparecidas en México y sus alrededores, publicación que lo hiciera famoso en 1855, se habían incluido en el semanal francés en 1862 (figura II.10).
Forey aparece confiado en el control sobre el país que la victoria de Puebla le brindaría. Con las insignias obtenidas desde su adhesión al imperio de Napoleón III, posa con soltura en el estudio del fotógrafo (figura II.11).
II.11 General Élie-Frédéric Forey, MNH-INAH-SC.
21. Se ha roto por fin el fuego de Artillería en los fuertes de Ingenieros, Guadalupe, Loreto, y Santa Anita sobre unas columnas que al parecer iban a hacer un reconocimiento sobre esos fuertes, pero fueron rechazadas sólo por la Artillería. En la noche salieron los generales Rivera y Carbajal, de la Plaza con sus brigadas de caballería (figura II.13).9
Les forts de Guadalupe et de San Loreto vus de la hacienda de San Bartolo [Los fuertes de Guadalupe y Loreto vistos desde la hacienda de San Bartolo] presenta una vista alejada y de perfil que enmarca el avance hacia los fuertes desde la hacienda de San Bartolo. Al extremo derecho, en la arboleda, se aprecia un grupo de zuavos que parecen representar un momento del avance con un cañón al frente (figuras II.14 y II.15). La imagen se interesa por la vegetación en el primer plano, el ejército francés queda en uno intermedio, mientras la población y los fuertes apenas se dibujan a lo lejos.
Las otras dos vistas, Le fort Guadalupe en 1862 y État actuel du fort de Guadalupe [El fuerte de Guadalupe en 1862 y Estado actual del fuerte de Guadalupe] nos permiten evaluar el estado que tenía el lugar antes de que se iniciaran los trabajos de fortificación por parte del ejército mexicano y, posteriormente, cómo se transformó en punto estratégico de la defensa contra los invasores en 1863 (figuras II.16 y II.17). En la primera imagen se aprecia en la cima la arquitectura de la iglesia con sus torres y cúpulas; como punto de referencia se ubicaron unos personajes de la región en primer plano. En la segunda vista se aprecia el mismo sitio sin la estructura religiosa, posiblemente por tratarse de una toma con diferente perspectiva, pues se ve un poco más amplio el fuerte, donde ondea a lo lejos una bandera, pensamos que la mexicana. La falta de árboles en ambas imágenes produce una sensación de aridez y estrago. Por otro lado, mientras que en la primera los personajes parecen ser civiles, en la segunda se ven en el extremo izquierdo unos soldados que reposan al pie del cerro.
22. En la tarde de hoy rompió el enemigo su fuego de artillería arrasando desde la Garita de Méjico, sobre San Javier y el Parral ó sean los Fuertes de Iturbide y Morelos, bombas de catorce pulgadas, y granadas cónicas de a 4 (figura II.18).
Al día siguiente, el 23, los franceses terminaron sus disposiciones preliminares para el sitio y comenzaron la primera línea de trincheras a mil metros de distancia de San Javier y una segunda hilera a 600 m sin que se percataran de ello los mexicanos por lo abrupto del terreno.
24. Hoy han sido desalojados los franceses, de unas casas del barrio de San Matías; por guerrillas de la fuerza de Guanajuato, del Rancho de la Agua Azul, por unos rifleros de Durango, y del barrio de Santiago, donde estaban emprendiendo trabajos de fortificación, por parte de dos Baterías de Veracruz una de las cuales tengo la honra de mandar, y el capitán Prieto la otra. 11
Para el día 24 los franceses atacaron los sitios cercanos a la Penitenciaria como los barrios de San Matías y San Agustín donde se encontraba Casarín, quien controlaba la batería de Veracruz. Desde el fuerte de Iturbide y el de Morelos se inició el ataque de la artillería enemiga (figura II.19).
25. Ocupó de nuevo el enemigo el barrio de Santiago, y fue otra vez desalojado por una compañía del 5º de Zacatecas, protejida por las mismas dos baterías de Veracruz.
Aparentemente las compañías de Zacatecas estuvieron bajo las órdenes del general Francisco Alatorre.
26. En la noche asaltó el enemigo el fuerte de Iturbide ó San Javier lanzando al mismo tiempo tres columnas sobre el Parral o Redientes de Morelos por llamar la atención pero fue vigorosamente rechazado (figura II.20).
San Javier o la Penitenciaría fue uno de los primeros sitios atacados ferozmente por los franceses. En el grabado se ven las trincheras desde una perspectiva interior para integrar al espectador en el ambiente de la misma. En primer plano se observa un grupo de soldados que descansa, en espera de la orden para comenzar el ataque a la Penitenciaría (figura II.21). En el segundo plano un cañón preparado para disparar. Al extremo izquierdo otro grupo se organiza para el combate. Al fondo se aprecia el edificio apenas trazado, pues la importancia visual del grabado reside en mostrar el orden y la organización a pesar del cansancio y los rigores de la guerra.
Assaut de Pénitencier [Asalto a la Penitenciaría] muestra el ataque francés a través de las trincheras; se resalta el movimiento de avance de las tropas, las paredes del edificio ya han sido derrumbadas por los cañones y algunos contingentes se abren paso al interior. La diferencia entre las proporciones de las trincheras con referencia al tamaño de los soldados es notoria, pues en realidad la imagen tiene la finalidad de engrandecer la presencia de las tropas francesas que desde el extremo izquierdo siguen llegando. Para el semanario la escala de la imagen carecía de importancia, siempre y cuando se lograra representar con elocuencia el momento de los ataques y combates. Troncoso narra que se habían formado tres hileras de trincheras que llegaban hasta 60 m del edificio (figuras II.22 y II.23).
27. Hoy ha comenzado a lanzar muchas bombas al interior de la plaza, siendo muy notable que la primera cayó en una casa francesa y la incendió sin embargo del compatriotismo.
La anécdota parecería indicar lo que a juicio de Casarín debía ser la defensa de aquellos que compartían la misma nacionalidad y que, seguramente, le serviría para algún comentario ácido en la narrativa que pensó desarrollar una vez concluido el sitio.
28. A las once de la noche emprendió un segundo asalto sobre los mismos dos fuertes de Iturbide y Morelos, habiendo llegando sus columnas hasta el alumbrado y estacado que está a la orilla de los fosos y hemos tenido el gusto de ver huir ante nuestros humildes indios a los orgullosos e invencibles vencedores de Crimea é Ytalia.
Hoy ocupó los Baños del Ojo en el paseo nuevo de donde es preciso desalojarlo porque domina nuestra posición y nos va a acribillar desde la azotea si lo dejamos: mi Batería es la única que puede jugar sobre el Baño, de modo que me propongo arrasarlo si es preciso, mañana en cuanto haya luz (figura II.24).
San Javier está casi convertido en escombros por la terrible batalla francesa: 36 piezas con las que baten San Javier y al mismo tiempo a nosotros en el Parral y sólo podemos contestarles por la posición de los parapetos con 6 en San Javier, 5 en el Parral, 2 en el Carmen, 2 en Santa Anita ó el Demócrata.
Hoy ha sido mandado desartillar y demunicionar,12 San Javier acaso será esto por el estado de destrucción en que se halla; solo han quedado en el 3 piezas de montaña,13 mucho temo que en otro asalto lo tomen por no haber ya artillería.
29. He demolido en 6 horas la mayor parte del edificio del Baño y he logrado así que lo abandonasen aunque después de habernos hecho algún mal particularmente en los artilleros. A las 11 comenzaron un fuego terrible de artillería sobre S. Javier y el Parral indistintamente, y nosotros lo contestamos con el mismo vigor, pero siéndonos imposible apagárselos, por el menor número de piezas que teníamos y por tener ellos 2 baterías mas: a las 5 de la tarde, menos diez minutos, cesó enteramente su fuego de cañón, y arrojó sobre S. Javier 3 bombas, y al hacer su explosión la 3ª se lanzaron sus columnas, saliendo de las paralelas sobre el referido fuerte, sin resistencia alguna hasta entrar a los patios que era donde estaba la tropa pues en los parapetos no era posible tenerla, porque estaban completamente destruidos, pues son tan débiles y malos que se destruyen con el solo estallido de nuestras piezas. Después de un horroroso y sangriento combate dentro del edificio, en el cual quedaron varios cadáveres entre franceses y mejicanos, quedó en su poder a las 8 de la noche con 3 piezas de montaña y algunos prisioneros.
Desde esta hora comenzó de nuevo el fuego por ambas partes tan nutrido y terrible, que creo que el de Sebastopol,14 sería igual pero no mayor, jugando por nuestra parte 54 piezas y por parte del enemigo 12 baterías de piezas y 1/2 de morteros que hacen 75 piezas, y además la fusilería. A las 11 fue gravemente herido el Comandante del Punto del Parral, Teniente Coronel Rodríguez, de Zacatecas, muy apreciable y valiente joven. A las 3 de la mañana logramos apagar el fuego de dos Baterías del costado derecho del enemigo; era tan sostenido el fuego de esta terrible noche que se iluminaba el campo con la luz de los fogonazos y la producida por las bombas y granadas al reventar y había momentos en que se hubiera podido leer una carta.
30. Todo el día ha habido un fuego muy nutrido de posiciones.
31. Hoy ha seguido el mismo fuego sin más novedad que haber muerto 15 zuavos por poner un petardo en la puerta de la iglesia de Guadalupe y que puso su explosión sin fruto para ellos pues aunque voló la puerta no podrán entrar por ella por estar a propósito totalmente cubierta con escombros (figuras II. 25 y II.26).
En Prise de Notre-dame de Guadalupite derrière le Pénitencier [Toma de Nuestra Señora de Guadalupita atrás de la Penitenciaría] observamos el ataque a una de las entradas laterales de la iglesia. Al extremo derecho se aprecian las dos columnas coronadas con figuras alegóricas encargadas a Bernardo Olivares, discípulo de José Manzo, que señalaban la entrada a lo que entonces se conocía como el Paseo Nuevo.15 Al extremo izquierdo se observan algunos hombres caídos, mientras una columna de soldados franceses se abre paso por el muro de la iglesia ya derrumbado. El contingente parece salir de una trinchera en actitud vigorosa para dar batalla armado con bayonetas, espadas y fusiles.